viernes, 16 de septiembre de 2011

El colegio embrujado. Primera parte.


Había una vez un colegio tranquilo. Un niño que se llamaba Ricardo y veintisiete niños más en 4º A. Y dividido en tres grupos. Los futboleros, las exploradoras y las que cantan (las divinas de patito feo).

Antes de nada me presento.  Mi nombre es Ricardo, y formo parte de los futboleros.

Un día, el doce de febrero, sucedió a las once y media. Primero sucedió que el balón estaba loco. Lo segundo que las exploradoras vieron una persona en la lupa. Y tercero, las chicas (mayoría), estaban escuchando las divinas (de patito feo y no lo repito más). Se escuchaba:

- Uuuuhh. Tengo  un mensaje. Estáis atrapados, ja, ja, ja.

Y dice una chica:

- A mí me gustaban más las divinas.

Los del fútbol decían:

- Este balón está….

Y sonó la música. La Seño estaba mala y vino la otra sustituta de emergencia. Era malísima. Nos mandó una hoja de deberes (¡divisiones de tres mil cifras!). Nos dimos cuenta enseguida que era una trampa. Vimos una hoja igual, y la Seño se dio cuenta y dijo:

- ¡Malditos, tengo la llave y nos saldréis nunca, nunca, nunca!.

Y nos vimos en una jaula. Ya sabéis embrujada. Y todos nos dimos cuenta que la Seño era mala en fútbol, pero podía volverse invisible y tocar el balón. Era la cara de la Seño en la lupa. La Seño siempre decía “uuuuhhh”

Continuará.

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